Ficha técnica

Título: La profecía de los Elementos
Serie: Los Hijos de los Dioses I
Tomos: 3
Autor: Paula de Vera
Editorial: Amazon
Páginas: 570
Fecha de publicación: 2014
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9798632200462
Precio físico: 16,14 €
Precio eBook: 2,99 €

Sinopsis

Marco, Cora, Ray y Sandra son los cuatro jóvenes componentes de una banda de rock de segunda división y sin demasiado éxito en el panorama musical. Su vida consiste en subsistir día a día alternando trabajos temporales, a la espera de que llegue su gran oportunidad. Pero eso cambiará el día que una joven muera en extrañas circunstancias, cambiando su destino para siempre y empujándolos a huir para salvar sus propias vidas.

Una historia de rebelión contra la injusticia en la que se combinan amistad, traición, amores y desengaños.

¿Te atreves a creer?

Reseña

Una historia en la que la magia de la Naturaleza controla el mundo.

La profecía de los Elementos es una novela que me ha llamado mucho la atención. Mezcla elementos muy habituales en el género fantástico, pero quizás, desde otro punto de vista o con “acompañantes” no habituales. Y lo que ha salido es un libro de 570 páginas que me he leído en tres días y medio.

La historia, en sus comienzos, debo reconocer que me asustó. Me recordaba demasiado a Harry Potter, con elementos claramente diferenciados, pero temía que siguiera el mismo camino que con el niño mago. Esta sensación se fue bastante rápido, para mi sorpresa y agrado. El eje principal de la novela son las aventuras de los Elementos y de sus compañeras brujas para evitar que el Universo caiga. Los Elementos acaban en una Escuela de Brujería, con sus Cuatro Casas, en donde tendrán que aprender a controlar un poder que es ilimitadamente mayor al de cualquier mago, con todo lo que conlleva. Quizás en el tema de las casas recuerda mucho a lo que he dicho antes, pero son claramente distintas. Voy a intentar explicarlo lo mejor posible. Las Casas se organizan en función del zodiaco de cada mago/a, hechicero/a, brujo/a –aunque para mi gusto faltaba el nº 13, Ofiuco, aunque quizás aparezca en otro momento- y cada casa corresponde a un Elemento: Tierra, Fuego, Agua y Aire. Cada casa tiene tres signos, asociados a un astro; por ejemplo, los Tauro son Hijos de Venus, los Aries son Hijos de Marte, los Escorpio son Hijos de Plutón… ¿Qué diferencia significativa hay aquí? Que los hermanos pueden pertenecer a distintas casas, y todas relacionadas entre sí, sin rivalidades; simplemente se “cataloga” su poder en los cuatro elementos.

Cada signo tiene, a su vez, cuatro deidades, ordenadas de la siguiente manera por importancia: una romana, una egipcia, una vikinga y una celta, algo que me ha agradado enormemente. Pueden rendirle culto a las cuatro o a cualquiera. Pero las diferencias no solo se quedan ahí. Cada signo tiene uno o varios poderes exclusivos para su signo, así como su propio escudo, lema, color de ropajes, piedras, metales, tótems (animales), y ciudades.

Y por encima de todo esto están los Cuatro Elementos, los elegidos, que aúnan en ellos el poder infinito de la Naturaleza. Estos serán los protagonistas inesperados de la historia sin desearlo, desapareciendo su anterior vida y adentrándose en un mundo que no creían que existía, tan bello como mortífero, lleno de reglas, conocimientos y magia.

Es un universo muy muy rico, como el lector habrá podido comprobar. Ya no solo porque cada personaje, que son muchos (y alguno realmente famoso), tenga una actitud predefinida por su zodiaco, sino que cada uno es totalmente distinto a otros en cuanto se refiere al día al día. Esto ha sido posible, a mi juicio, por la longitud del libro, en el que todos los personajes, aunque aparezcan poco, tienen un peso importante en la historia.

«[…] A ninguno nos hace ninguna gracia tener que pelear por lo que queremos, y menos contra los de nuestra propia sangra, pero…- sacudió la cabeza con pesar- puede que no haya más remedio.
[…]-Puede que naciese mortal, y que haya crecido como un humano más- le dijo con seriedad-, pero los magos y los humanos tenemos demasiadas cosas en común como para pasarlas por alto. Y si hay que pelear, no vamos a abandonaros. Ahora sé qué tenemos un deber con ambas partes – aseguró.
»

Este es un libro que me ha impresionado por la cantidad de acción que tiene. Ya no en batallas, sino en el día a día. No hay extensos diálogos filosóficos, sino que todo tiene un porqué que conduce a algo importante. Puede ser una batalla, una persecución, los entrenamientos, el control de la magia o una bronca muy grande. Realmente es algo que he agradecido. Quizás sea al principio y entre medias donde menos haya, pero se compensa sobradamente con las lecciones de Magia y el mostrar al lector este increíble mundo.

También hacen acto de presencia la amistad, el compañerismo, los sentimientos y las situaciones “amorosas” más o menos cotidianas: amoríos, desengaños, riñas, traiciones… Todo esto, junto al gran elenco de personajes, que se den numerosas situaciones que van desde raras hasta lo más común del día. Generalmente es esto lo que ocupa el lugar de la acción durante la ausencia de acción propiamente dicha. Por supuesto, hay partes del libro muy divertidas, otras más serias, algunas que ponen los pelos de punta y otras cargadas de sentimentalismo. Al fin y al cabo, ¿acaso no va siempre la guerra, sea del tipo que sea, acompañada de dolor y amor? Aun así hubiese preferido un poco menos de “amoríos”, pero todo no se puede pedir.

En este, como en muchos otros libros, mi personaje favorito ha acabado siendo un secundario. Si bien los protagonistas me han gustado mucho, es Cora quien me ha sacado de quicio más de una vez, y en menor medida también Marco. Luego cambian de forma brusca y diametralmente opuesta, cosa que tampoco me llego a creer del todo y me quedó un poco frío; para mí gusto en determinados momentos los personajes tienen una actitud demasiado empalagosa. Por el contra hay que decir que sí se ve una evolución clara en los personajes, ya sea en lo referente a la mentalidad, sentimientos… aunque casi siempre acompañada de un retroceso, cosa que sí le da “credibilidad” a las reacciones de los protagonistas. Vamos, resumiendo, que mi relación con los protagonistas ha sido de amor-odio, más amor que odio, menos con Ray, quien me ha caído bien desde el inicio. Pero como he dicho, quedo como favoritos a dos secundarios con peso, Akhem y Davin. También Elisa me caló hondo, pero de una forma distinta a los demás.

Es obvio pensar que si he leído este libro en ese tiempo es porque, además de conseguir atrapar al lector y que el libro tenga un ritmo vertiginoso, es por la sencillez y la claridad del lenguaje. Nada de “palabrejas”, nada de intentar hacer bonitas las frases; elementos que o se dominan de manera impecable –y aun así dudo de su utilidad en la fantasía– o solo sirven para sacar al lector de la historia. Ayuda mucho también las descripciones de los escenarios, que mayormente están en Madrid o en la mítica Avalon, con una cantidad considerable de detalles, pero sin llegar a abrumar al lector. Vamos, es perfectamente posible imaginarse cualquier escena del libro, aunque quizás ligeramente distorsionada debido a las numerosas influencias que, personalmente, tengo en la fantasía.

Como conclusión, decir que es un libro muy recomendable para aquellos que busquen leer fantasía centrada en la magia, con una gran riqueza en cuanto a personajes, y con un ritmo altísimo. ¡Que las 570 páginas no impidan disfrutar del inicio de esta aventura!

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