La novela de hoy es rara. Es de esas que o te gustan o quieres quemarla. Puede parecerte una obra de humor bizarro perfectamente llevada -como comentan en el prólogo- o una narración simple, burda y soez. No hay punto medio. Cada lector deberá opinar.

Esta obra nos presenta a un trabajador de veintipico años, tremendamente salido, pequeño y gordo, cuyo nombre no sabemos pero sí su mote: Santiago, en honor a que su cuerpo es como el de José Luis Torrente. Santiago, como le llama todo el mundo, tiene una vida «de mierda», en la que se ve obligado a trabajar en lo que nadie quiere por 400 euros al mes, su novia casi le detesta, vive en una casa con dos ingleses permanentemente colocados y/o borrachos, y todo el mundo le humilla por su físico. Pero un día, en uno de los trabajos de casi esclavitud para los que le llaman, se cae a una fosa séptica, y despierta con habilidad de metamorfosearse en cualquiera que piense, independientemente del género, y con todos los atributos físicos que tenga dicha persona. Y en ese momento, empieza su cruzada, su camino, contra el mundo, contra quienes le amargaban y, ¿por qué no?, acostarse con quienes ni lo miraban.

«Practico algunas poses, me doy una vuelta, me guiño el ojo, imagino que estoy frente a una piba. ‘Hola, me llamo George Clooney. te importa si me pasas la lengua por los huevos?’, me imagino que digo. Pero no. Suena terrible. […] Mis transformaciones solo abarcan lo físico pero mi manera de ser y mi forma de habar siguen siendo las mismas: las del puto José Luis Torrente de los cojones.»

A lo largo de 25 capítulos, todos narrados por Santiago, el autor nos muestra el proceso por el que un fracasado en todos los aspectos de la vida consuma su venganza contra el mundo gracias a un accidente, pudiendo cambiar de vida, con la capacidad de elegir constantemente entre hacer el bien o vengarse. Pero claro, todo lo que haga tiene unas consecuencias, y Santiago deberá aprender a lidiar con ellas.

Santiago es un personaje real, siendo fácilmente identificable con algún conocido -sobre todo en el tema sexual-, pero que no cae excesivamente bien. Es perfectamente plausible empatizar con él, pero aquí llega la primera gran diversificación: los que creen que sus formas no están bien y los que creen que sus formas están justificadas. No es una buena persona, ni pretende serlo; busca justicia, pero de una manera poco ortodoxa. Y este detalle hace que el libro alcance una riqueza inmensa, pudiendo ser un objeto de debate en profundidad. No hay un gran elenco de personajes, pero los existentes, como la novia de Santiago, su padre, su jefa, etc. presentan unos papeles estáticos que desde el primer momento sabes si lo odias o los quieres, pero que a nivel de complejidad son bastante planos. Realmente esto no es malo, ya que tienen un papel y lo juegan a la perfección, y si fuesen más complejos entorpecerían la narración.

Es una novela cortita, muy ágil, que está narrada de forma bruta y directa, llena de palabrotas y expresiones soeces. Abundan las escenas sexuales, algunas con un tono más humorístico pero otras  pueden hacer torcer el gesto al lector. Eso sí, todas ellas están hilvanadas mediante otras cotidianas, generalmente problemas que cualquier persona puede tener, junto con las situaciones que provocan sus transformaciones. Y aquí llega la segunda gran divergencia, ya que a quien no le disguste este tipo de narración, el libro durará un suspiro ya que le parecerá sumamente ágil y entretenido; si por el contrario no es del agrado del lector, no disfrutará nada de la novela y, posiblemente, no sea capaz de sacarle un solo punto positivo.

«La guiri se incorpora, me mira extrañada y luego intenta decirme algo. pero la voz no le sale, excepto por abundante semen de la comisura de los labios. Deduzco inmediatamente lo que me quiere decir: está tan excitada que ahora desea que le coma el coño. ya decía yo, que de mujeres sé un montón. Pero nunca me dan la oportunidad.

Allison continúa mirándome con esos ojos de borracha perdida. Está cachonda, no cabe duda. Saca la lengua y emite un gemido. Luego me suelta cinco litros de gazpacho encima. Su reputísima madre.»

En mi propio caso, no soy un fan de este tipo de narraciones debido al vocabulario utilizado (esta sería la segunda que leo del tipo tras Relatos de un romántico depravado), pero me ha parecido una historia de una persona cualquiera, real (sin contar las transformaciones), perfectamente llevada, que me ha mantenido pegado a sus páginas tanto que la he leído en dos golpes. Y reconozco que el final me ha sorprendido para bien, ya que empecé a olerme cómo iba a acabar y nada más lejos de la realidad.

Y lo que más me llama la atención es que el autor ha sido capaz de meter mucha sátira y crítica a la sociedad actual entre medias sin desentonar ni parecer forzada, a la vez que todo tiene un halo humorístico que, para personas como yo, con un humor bastante básico y que se ríen por todo, hace que estén mucho tiempo con una sonrisa en la boca.

Además de todo esto, ha reunido en la obra un elenco de personajes famosos de los más variopinto: George Clooney, Nacho Vidal,  David Beckham, Jeniffer López, Kiko Matamoros, el propio Torrente, Arnold Schwarzenegger, Laura Ángel (actriz porno retirada en 2005). Y por último, cuenta con numerosos guiños a películas con frases míticas y ampliamente reconocibles para los amantes del séptimo arte -como el protagonista-. Entre ellas están Torrente, Mundos opuestos, Los puentes de Madison, Terminator 2, La familia Addams…

En conclusión, una obra creada a posta para generar cierta polémica, que no busca sentar cátedra, ágil y adictiva, pero con una personalidad muy fuerte: o la quieres o la odias. Y eso es muy bueno.