Tampoco sabía, hasta que busqué en Google a la traductora, que se trataba de una serie y que este libro era el segundo. Desde ya adelanto que no tiene importancia, porque los tres libros de la serie cuentan historias que, aunque entrelazadas, tienen distintos protagonistas. Se comprende todo y se disfruta de la lectura a pesar de no haber leído el anterior, pues a medida que avanza la historia, sale a la luz lo que había ocurrido en el libro que precede a éste, cuyo protagonista, como he dicho, cambia. Dejo el enlace para leer la sinopsis del primero.

La historia está narrada en tercera persona, el narrador es omnisciente y se centra mucho en describir los sentimientos de los personajes: sus miedos, el amor, lo que les motiva, la amistad, el sentimiento de pertenencia a un lugar, la nostalgia, etc. Es un libro repleto de emociones y anhelos.

La protagonista es Vivian Stewart, que antes de tener que cambiar dos veces de identidad debido al grupo de mafiosos que la persigue se llamaba Laurel Hodges. Ella vive en Pineview, un tranquilo pueblo de Montana con bajísima tasa de criminalidad con sus dos hijos, Jake y Mia. Como vecino de al lado tiene a Myles, un sheriff por el que siente una secreta atracción frustrada que es correspondida por éste, que vuelve a sentir tras la muerte de su mujer años atrás.

La historia de amor no es nada del otro mundo, pues queda relegada a un segundo plano, siendo la trama principal La Banda, es decir, los mafiosos que buscan a Vivian en busca de venganza por algo que sucedió años atrás y que implicaba al hermano de ella, Virgil, que vive en Nueva York con otra identidad con su mujer embarazada y su hijo, y a su antiguo amor, Rex, un drogadicto con el que tenía una tormentosa relación de idas y venidas antes de tener que huir hacia Pineview.