Ficha técnica

Título: La doctrina del shock
Tít. original: The Shock Doctrine
Autor: Naomi Klein
Editorial: Ediciones Paidós
Traducción: Albino Santos Mosquera, Isabel Fuentes García, Remedios Diéguez Diéguez
Páginas: 704
Fecha de publicación: 2007
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788449323454
Precio físico: 11,96 €
Formato: ePub
Precio eBook: 4,95 €

Sinopsis

En base a su intuición sobre el paralelismo entre determinados métodos de tortura y el aprovechamiento (o hasta propiciación) de desastres naturales y bélicos para implantar medidas económicas impopulares, la periodista Naomi Klein genera todo un modelo económico, político y social que trata de explicar importantes hechos históricos desde los 70 del siglo anterior hasta la década pasada. Con una prosa aguda y una exposición seductora y profusa en datos, Klein dibuja una crítica muy dura hacia las posturas neoliberales y su aplicación, muchas veces traumática, en determinados países. El relato sobre la génesis y evolución de esta «doctrina del shock» nos llevará, en sus 21 capítulos divididos en 7 grandes ejes argumentales, al lado más siniestro de la historia política reciente.

Reseña

Un ensayo sociopolítico cuya radicalmente novedosa lectura de los procesos económicos actuales sólo es comparable a la gravedad e importancia de los hechos a los que apunta.

La publicación en 2007 de La doctrina del shock generó un impacto mediático como pocos libros de su naturaleza han conseguido anteriormente, y puso a su autora en boca de muchos. Naomi Klein, periodista y escritora canadiense, ya había ganado fama y notoriedad anteriormente gracias a sus artículos y también a sus libros anteriores, No logo y Vallas y ventanas, logrando en 2005 clasificarse en el nº 11 de la lista de los 100 intelectuales más influyentes de la Prospect magazine, siendo la mujer en el puesto más elevado de la misma. Tras la salida del libro que hoy nos atañe, su influencia y peso en el debate político, social y económico se multiplicó, logrando atraer alrededor de su tesis tanto a apoyos de la talla del premio Nobel de economía Joseph Stiglitz, como a detractores destacables como el escritor e historiador Johan Norberg o el economista Tyler Cowen. Consiguió, también, la rara hazaña para ensayos de su tipo de ser adaptada a formato cinematográfico bajo el documental del mismo nombre, a cargo del prestigioso documentalista y director Michael Winterbottom, quien a pesar de no trasladar la totalidad del argumentario de la obra original, hace un buen trabajo plasmando su esencia. Cabe decir, además, que las ideas defendidas en el libro son ampliadas por la propia autora en una obra posterior, Decir NO no basta, en que rastrea aplicaciones más contemporaneas de terapia de shock económico, llegando hasta la actual era Trump.

La fama de este título, así como su impacto, nacen de su radical originalidad a la hora de hacer un símil entre dos temas muy diferentes que, sin embargo, acaban profundamente imbricados: la imposición de políticas neoliberales, y los métodos de tortura de la C.I.A.. Tanto el libro, como nosotros en este análisis, comenzaremos por este último. En base a los documentos desclasificados de la propia agencia sobre el proyecto MKULTRA, los manuales de interrogatorio KUBARK, y muy especialmente entorno a la figura de uno de sus principales investigadores, Ewen Cameron, Klein se enfrasca en un detallado análisis de las bases de los mismos.

Partiendo de los nunca exitosos experimentos del doctor Cameron por curar a pacientes mentales tratando de «borrar» su mente por entero para luego reeducarlos y reintroducirlos en sociedad, la agencia de inteligencia desarrolla diversos métodos de destrucción de la personalidad, manipulación, coerción y sugestión rallana en el control mental. Desde el uso de la terapia de shocks eléctricos hasta los más sofisticados métodos de aislamiento-sobreestimulación sensorial y tortura psicológica, la idea básica era hacer del individuo una tabula rasa, un ser desprovisto de sentido o guía que bailase al son de la voluntad del interrogador sin oponer resistencia alguna.

«La tortura, o por utilizar el lenguaje de la CIA, los «interrogatorios coercitivos», es un conjunto de técnicas diseñado para colocar al prisionero en un estado de profunda desorientación y shock, con el fin de obligarle a hacer concesiones contra su voluntad. La lógica que anima el método se describe en dos manuales de la CIA que fueron desclasificados a finales de los años noventa. En ellos se explica que la forma adecuada para quebrar «las fuentes que se resisten a cooperar» consiste en crear una ruptura violenta entre los prisioneros y su capacidad para explicarse y entender el mundo que les rodea.»

Es el concepto precisamente de tabula rasa del que se sirve Klein para establecer el vínculo con las tácticas del conservadurismo político y el neoliberalismo económico. Fundamentándose en la vida y obra del economista y ganador del Nobel Milton Friedman, así como en la influencia del pensamiento de la Escuela de Chicago que él ayudó a fundar, se nos plantea el relato de cómo, deseosos de probar los efectos de su doctrina económica en sistemas reales, primeramente orquestaron golpes de Estado en connivencia con el gobierno estadounidense usando el shock y desconcierto de la población para imponer sus medidas saltando cualquier control democrático, y más tarde aprovecharon desastres naturales y guerras para hacer lo mismo. Presentados aquí como contrarios al pensamiento de Keynes y su doctrina económica, los «Chicago boys» son poco menos que zelotes fanáticos a ojos de Klein, gente absolutamente convencida de la bondad de sus doctrinas, y dispuestos a pagar cualquier precio político o hasta moral con tal de llevarlas a cabo. Son, además, inasequibles al desaliento: pese a la acumulación histórica de fracasos tras dichos intentos, no cejan en tratar de imponer su cosmovisión de formas cada vez más creativas.

«La teoría de la terapia de shock económica se basa en parte en el papel de las expectativas como combustible de un proceso inflacionario. Para poner freno a la inflación no basta con cambiar la política monetaria sino que además hay que cambiar la actitud de los consumidores, empresarios y trabajadores. Lo que hace un cambio súbito y brutal de política es alterar rápidamente las expectativas y señalar al público que las reglas del juego han cambiado dramáticamente: los precios no van a seguir subiendo ni tampoco los sueldos.«

Hablando de historia, el análisis económico como tal comienza en el libro con el golpe de Estado de Chile por parte del general Augusto Pinochet contra el gobierno legítimo de Salvador Allende. La mano del gobierno estadounidense tras todo ello, en ese momento en manos de Nixon y Kissinger, es hoy día ampliamente reconocida. Una vez establecida la junta militar de gobierno, los Chicago boys, con el propio Friedman a la cabeza, se hicieron cargo del ordenamiento económico del país. Fue la primera terapia de shock: aprovechando el miedo y el desconcierto generados por el golpe, los friedmanitas rediseñaron desde 0 la economía nacional en base a sus teorías, y la impusieron durante todo el mandato militar gracias en parte al miedo de la población por el uso gubernamental de la tortura y la coerción. El resultado, aunque catastrófico para el país, generó grandes beneficios para las empresas estadounidenses que inundaron el mercado recientemente liberalizado del territorio, lo que generó un gran interés por parte de la plutocracia hacia esta clase de métodos.

A este primer experimento de terapia de shock económico siguen otras también en el Cono Sur (Argentina y Bolivia, principalmente), siguiendo el modelo de golpe de Estado. Tras esto, Klein expone otros ejemplos de shock: aquellos con un grado de violencia directa menor pero más presión psicológica colectiva (la Inglaterra de Margaret Thatcher o el E.E.U.U. de Ronald Reagan); los que aprovechaban inestabilidades genuinas del territorio (la Sudáfrica del fin del apartheid, la Polonia postcomunista, la Rusia del deshielo); o los que se servían de guerras o catástrofes naturales (las dos guerras de Irak, el desastre del huracán Katrina o el gran tsunami del sudeste asiático). En todos ellos sitúa tanto a economistas y pensadores de corte friedmanita como a grandes empresas estadounidenses, normalmente bajo proteccionismo estatal y con vínculos con el aparato de defensa de dicho país, dedicados todos al aprovechamiento de unas medidas económicas lesivas para el grueso de la población local. Dichas medidas incluyen siempre una disminución del poder del Estado en la esfera económica, un depauperamiento de los servicios públicos, y la apertura de un mercado sin reglas ni restricciones en que la competencia contra las empresas sabedoras del shock es prácticamente imposible. Todo esto hecho gracias a la falta de respuesta de una población paralizada por el miedo y el estupor, tal como un prisionero torturado, ya roto, es incapaz de oponer resistencia a la voluntad de su captor.

Mirado desde una perspectiva crítica, es un libro que hay que tomar con pinzas. Se trata de un ensayo inductivo, es decir, la tesis se abraza desde el principio y muestra casos particulares que la sostengan, analizando por tanto sólo aquellas realidades convenientes para el modelo (con justificaciones a veces pobremente fundamentadas) y desde un punto de vista muy claramente delimitado. Es también un libro marcadamente divulgativo, pop, que adolece del análisis exhaustivo y pormenorizado que un tratado de economía académico, por ejemplo, suele poseer. Sin embargo, es justo también decir que la propuesta de Klein es ciertamente interesante, pues no sólo se ajusta perfectamente a la gran mayoría de ejemplos propuestos y es capaz de explicarlos por entero y de forma convincente, sino que abre la puerta a una intuición bien digna de ser explorada y capaz de explicar, si no todo el modelo de la economía global de libre mercado, sí muchas de sus peores encarnaciones concretas. Para defender su punto de vista, además, Klein hace uso de datos y hechos profusamente contrastados que, por sí mismos, resultan ya alarmantes: desde los experimentos del MKULTRA en sujetos involuntarios cuyas mentes y vidas acabaron destrozadas, hasta la miseria que el intervencionismo estadounidense ha causado dentro y fuera de sus propias fronteras con tal de propiciar el beneficio económico de unos pocos elegidos.

Naomi Klein

«El sucio secreto de la era neoliberal es que estas ideas jamás fueron derrotadas en el campo de batalla de las ideas ni tampoco fueron elegidas por los ciudadanos en las elecciones. Fueron instauradas a base de shocks aplicados en momentos políticos clave.«

Quizá La doctrina del shock sea un libro atípico a recomendar aquí, entre tantos títulos de ficción… sin embargo, quería reseñar aunque fuese un ensayo de este tipo, algo de literatura periodística de cierta altura. Ojalá este somero acercamiento a la ingente cantidad de datos y material que figuran en el original os anime a acercaros al mismo y a experimentarlo en toda su magnitud: puedo asegurar que es un libro que, una vez se participa de su propuesta, no sólo no deja indiferente, sino que llega a tocar fibras muy sensibles y llama a una visión crítica respecto a la realidad político-económica en la que estamos sumergidos. Si os resulta interesante, puedo traer de vez en cuando en el futuro más obras ensayísticas de éste u otros temas (sobre todo filosóficos, terreno que más domino).

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3 respuestas

  1. Hola Ernesto!!
    Pues no conocía este ensayo, la verdad es que es la primera vez que lo veo, pero me has dejado muy intrigada sobre él. Reconozco que sé muy poco del golpe de estado de Chile o de la economía y no sé si me animaré a leerlo, pero sí sé de una persona a la que le gusta este tipo de libros, así que me lo llevo anotado para él 😀
    Gracias por la reseña!!
    Besos :33

    1. Me alegra pues, que extraigas de aquí algo interesante, aunque no sea para ti misma sino para otro: la satisfacción que siento de que mi recomendación haya llegado a alguien es la misma. Espero que aciertes refiriéndole el libro a esa persona, y que le guste mucho. ¡Gracias por comentar!

  2. No puedo decir que me haya abierto los ojos porque yo ya concebía semejante método de control descrito en el libro, pero me alegra saber que hay más gente que lo piensa.
    No leeré el libro porque yo tardo muchos meses en leermelos, pero sí que veré el documental que comentas que es bastante fiel, el cual agradezco que hayas mencionado en tu artículo.

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