Ficha técnica

Título: Skyline vol. 1
Serie: Skyline 1
Tomos: 2
Autor: Sylvia Ávila
Editorial: Amazon
Páginas: 229
Fecha de publicación: 2019
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788418098024
Precio físico: 7,70€

Sinopsis

El detective Johann Hayder, no ha conseguido superar la muerte de su esposa. Envuelto en la investigación de un asesinato que le hace recordar al de su querida Erika, recibe sin esperarlo ayuda para comenzar a tirar del hilo, que le llevará a descubrir un mundo mágico que había quedado olvidado en su mente.

Una red de personajes enturbiarán su vida y le harán descubrir, que para ganar la batalla entre el bien y el mal, tiene que tener el valor de enfrentarse a sus recuerdos y mostrarse tal y como es. O en otras palabras aceptar la oscuridad.

Una lucha épica en la que tod@s tienen un papel, da igual que sea interpretado con ropa sexy o con una sonrisa eterna, ya que tod@s le llevarán a la victoria de continuar el juego cueste lo que cueste.

Reseña

Un ejercicio de fantasía urbana con fuertes matices sensuales y sugestivos, centrado más en evocar sensaciones y presentar un esquema general que en ceñirse a una línea argumental.

Antes de entrar a mayores, he de admitir aquí y ahora que tal vez yo no sea la persona más indicada para enfrentarse a un libro como Skyline. Los géneros de fantasía urbana y romance no me tienen precisamente como asiduo lector, y por tanto soy ignorante en gran medida de los estilos e influencias comunes a ambos. Es, quizá, por esta perspectiva tan falta de herramientas, de base incluso, que no sepa reflejar todas las bondades de una obra de estas características; sin embargo, y como siempre, voy a hacer mi mejor esfuerzo por tratar al libro con justicia desde esta tribuna.

Y es en aras de dicha justicia que he de decir esta obra de Sylvia Ávila tiene buenas y muy marcadas virtudes, que por supuesto desgranaré, pero también un par o tres de defectos, menos relevantes sin duda que sus logros pero también imposibles de ignorar, que me veo obligado a señalar. Hay que resaltar, eso sí, que nos encontramos ante el primer volumen de una saga, culminado con un rotundo «continuará» tanto en texto como en trama, que abre las puertas a que la ficción presentada pueda expandirse a sí misma en futuribles entregas, paliando quizá con ello algunos de los puntos ciegos de los que adolece la obra a nivel argumental.

Pero comencemos por el principio. La historia nos mete de lleno en la vida de Johann Hayder, jovencísimo y muy pasional detective en las filas de la policía londinense, que trata de redimir con su trabajo un pasado marcado por los azares y la culpa. Afectado todavía por el trágico asesinato de su esposa Erika, quien vendría a encarnar al prototipo de mujer perfecta y luminosa de la novela, poco a poco vuelve a tomar las riendas de su trabajo y de su vida con la ayuda de sus amigos, el abogado japonés Kenshi y la estudiante gótica Synesthesia. Dos sucesos, sin embargo, enturbiarán esta dura vuelta a la cotidianeidad: por un lado, un caso de asesinato con demasiadas semejanzas al de su mujer, que le hace pensar que el culpable condenado por ello puede no ser tal; y por otro, la llegada a su vida de la oscura Selene, una misteriosa y seductora mujer que revolverá su mundo emocional hasta el extremo. Para acabar de complicarlo todo, conforme vaya desmadejando el hilo de ambos enigmas entrará cada vez más en contacto con el mundo de lo oculto, un mundo que estuvo ahí desde su más tierna infancia en realidad, pero cuya creciente influencia ya no puede desdeñar más.


«La calle permanecía solitaria. El suelo, mojado, y miles de gotas de agua que caían consecutivamente sobre la explanada. Johann miró al cielo desde la ventana, estaba negro, sin estrellas, y con pinceladas de color azul cobalto. Reinaba el silencio, la incertidumbre, era sin más, una noche extraña. Absorto, percibió además en el reflejo del cristal sus ojos resecos, enrojecidos e hinchados. No estaba dispuesto a derramar ni una lágrima más, se propuso con los labios apretados.»

Es con este tema, con el de lo oculto, lo metafísico y lo esotérico, con el que he tenido quizá las mejores sensaciones en el libro. Es un ámbito que siempre me ha interesado, aunque fuese a nivel filosófico y antropológico (toda religión y sistema de creencias, si se lo desviste de su mística, habla al fin y al cabo del ser humano y su naturaleza), y me precio de conocer alguna que otra curiosidad al respecto. Fue agradable mi sorpresa, por tanto, al ver que Ávila comparte el mismo interés, o como mínimo se ha documentado suficientemente de cara a la construcción de su ficción. Centrada muy fuertemente en la gnosis judeocristiana, cita de forma bastante erudita pasajes de las vidas de los santos cristianos, así como las características de varios demonios de la Goetia, tal como vienen descritos en La llave menor de Salomón. Tanto así, que el antagonista principal de este primer volumen, y presumiblemente de la saga entera, es el infame demonio Astaroth. A todo esto aporta unas pocas pero agradables pinceladas de mística del lejano Oriente, como las niñas kumari de Nepal, que acaban de redondear la obra en este aspecto.

Respecto a la trama en sí, resulta a veces bastante laxa y poco hilvanada. La historia avanza a veces de forma algo inconexa, y a veces gracias a mecanismos de descubrimiento o revelación de información que se antojan algo forzados y teledirigidos. En cierta manera, el nexo común a toda la historia de este primer volumen es una peripecia pequeña, muy breve y localizada, más una excusa para presentar a los personajes y bucear en sus psiques y sus pasados que una narración con identidad por sí misma. Sin embargo, el uso de flashbacks e inserción de escenas explicativo-contemplativas (especial mención a las que suceden en la primera visita al cementerio de Johann) es bastante hábil, y colabora en construir unos personajes a veces algo difusos, pero desde luego reconocibles. En lo que sí brilla la obra, eso sí, es en su estilo: primando desde el principio forma sobre fondo, Skyline consigue en muchos puntos ser en verdad evocadora, inspirando sentimientos como inquietud, intriga o temor. Es, sin embargo, en sus pasajes románticos, y también eróticos, donde Ávila consigue sus mejores resultados como literata, construyendo ambientes genuinamente sensuales en base a una prosa descriptiva y harto sugestiva. Cabe destacar, por último, el propio escenario urbano como elemento con identidad dentro del texto, reflejándose en sus vertientes más sofisticadas y decadentes.

Sello cabalístico de Astaroth.

«Astaroth lo observó entonces pensativo en un silencio más que frustrante. Ambos eran la viva imagen de dos hombres esclavos de las apariencias, uno de ellos de forma innata, el otro forjado por las circunstancias y las creencias.

– Mucho demonio y todo lo que tú quieras, pero, a la hora de la verdad, te faltan huevos – agregó Johann.»

En cuanto al estilo, es aquí donde encuentro las mayores luces y sombras de la obra. Su frescura y audacia, con narraciones en primera persona y en presente que se insertan aquí y allá y aceleran el ritmo, es sin duda su rasgo más positivo. A esto habría de sumarse el ya mentado estilo descriptivo y puntillista, de léxico agradablemente variado pero accesible, que contribuye a jugar en combinación con esos otros fragmentos más rápidos en una suerte de dinámica de velocidades muy curiosa. Todo este ritmo interno se ve enormemente ensombrecido, empero, por la que para mí es la gran tara del libro: la puntuación deficiente, seguida de un uso muy erróneo de las tildes diacríticas. Comas, puntos, comillas, punto y coma, dos puntos y otros muchos elementos de puntuación parecen haberse descolocado en una ingente cantidad de párrafos, apareciendo donde son inoportunos y estando ausentes en puntos donde se los necesita. Haciendo un símil musical, si la guitarra y el bajo fuesen el ritmo narrativo a largo plazo, el de la relación de los párrafos y las escenas entre sí, y la batería fuese el ritmo narrativo a corto, el interno de las propias oraciones, ambos grupos de instrumentos estarían tocando en tempos bien distintas dentro de la misma melodía que es el libro. Quizá a muchos lectores no pueda importarles menos un aspecto tal, pero desde luego a mí, como persona a quien le importan estas cosas, llegó incluso a dificultarme el avance en el texto.

En definitiva, una obra inicial, interesada en lo sensorial por encima de lo narrativo, y dedicada principalmente a presentar a quienes serán los personajes principales en lo que se aventura una historia mucho más ambiciosa a posteriori. No encuentro justo valorar un libro así por sí mismo, por lo que me reservo la palabra final hasta después de haber degustado la saga entera, al igual que me reservo entrar en ciertas disquisiciones sobre las ideas reflejadas en la trama (mayormente, las que giran en torno al amor romántico y a la maldad inherente a la existencia) que muy presumiblemente tengan un importante desarrollo ulterior: diré, eso sí, que estoy interesado en saber cómo continúan las peripecias de Hayder y compañía, y cómo presumiblemente Astaroth y los elementos de lo oculto en la trama van haciéndose más patentes en ella. Es por esto que la presente reseña queda algo más corta de lo habitual. Por lo pronto, que el hecho de querer seguir quede ponderado en lo que vale, junto a las esperanzas que, como lector, tengo de que las sucesivas entregas de Skyline potencien esas bondades tan interesantes que se han reflejado aquí. Queda, por tanto, recomendado el libro para los fans de la fantasía urbana oscura y románticomalditista, para quienes sin duda el libro será una delicia, y para todos los que hayan encontrado un punto intrigante y atractivo en lo expuesto hasta ahora. En breve, espero, habrá más de Ávila y su imaginario.

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