Ficha técnica

Título: El Perfume: historia de un asesino
Tít. original: Das Parfum
Autor: Patrick Süskind
Editorial: Diogenes Verlag
Traducción: Pilar Giralt Gorina
Páginas: 256
Fecha de publicación: 2006
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788432220487
Precio físico: ARS 300
Formato: ePub
Precio eBook: ARS 239,99

Sinopsis

El Perfume narra la fascinante vida de un perfumista y asesino de muchachas, en la Francia del siglo XVIII. Desde el convento que lo acoge hasta su funesta apoteosis final, Jean-Baptiste Grenouille muestra, con un corte transversal, las miserias de una sociedad secretamente resquebrajada y un descenso a los más perturbadores abismos del espíritu humano.

«Quería ser el Dios omnipotente del perfume como lo había ido en sus fantasías, pero ahora en el mundo real y para seres reales… Porque los hombres podían cerrar los ojos ante la grandeza, ante el horror, ante la belleza y cerrar los oídos a las melodías… pero no podían sustraerse al perfume. Porque el perfume era hermano del aliento… Quien dominaba los olores, dominaba el corazón de los hombres».

Reseña

Una historia bastante entretenida, grotesca, interesante y nada difícil de terminar.

Para aquellos lectores ávidos, este libro puede ser terminado en unas horas. La narrativa del escritor alemán Patrick Süskind es asombrosa, las descripciones precisas, el talento en la creación de personajes, la manera en que cada parte del libro (cuatro partes en total) comienza y termina con aquel toque de intriga y sed de continuar la fatídica historia de Grenouille, aquel pequeño desgraciado parecido a un insecto, quien puede interpretarse como el mismísimo anticristo.

Ambientada en Francia en el año 1738, encontramos imágenes y sensaciones de suciedad, miseria y vómito. Así lo describe el autor, el protagonista nace entre pescados podridos y una condición repelente: ni su propia madre, luego de dejarlo para morir, quería saber algo de él; las monjas que se encargaban de cuidar a los niños huérfanos tampoco lo querían, lo devolvieron más de tres veces.

El desarrollo de este pequeño bastardo a un sociópata, perverso y peligroso «hombre» ya puede distinguirse en los primeros capítulos, la increíble revelación de que Grenouille es capaz de percibir, etiquetar y diferenciar todos los olores del mundo: el del césped, el aire, la lluvia, la madera mojada, la madera lijada, la madera de fresno, la madera de roble, el olor de la oruga, el olor de la mariposa, el de distintos tipos de tejado, del metal, del cuero, del tomate fresco, tomate cocido, tomate exprimido, ¿alguna vez se preguntaron qué olor tienen nuestros mocos? ¡Grenouille lo sabría! E incluso, clasificaría cada tipo de moco. (Un poder extravagante para quienes no tenemos sentido del olfato, ¡y una terrible maldición para el personaje!)

Es así como el protagonista conoce y se relaciona con el mundo a su alrededor, a través de los olores. Para él, todo lo que tenga olor existe, aquello que le es imposible distinguir con su olfato, como la justicia, la bondad, el amor, no lo conoce, simplemente no existe. Los amantes del lenguaje encontramos en este hecho una cuestión bastante interesante. Grenouille considera al lenguaje «pobre» y duda de su sentido ¿para qué tenemos una lengua si no podemos nombrar todo lo que existe en el mundo? Pues, querido, las lenguas no son icónicas, no designan las «cosas» sino entidades… Para más profundidad en el tema, leer Saussure.

La asombrosa obsesión de crear el perfume perfecto y la perseverancia para cumplir con el objetivo son, a su vez, terroríficas y admirables. El autor comparte, no sólo la historia de un asesino, sino la historia de un laborioso trabajador, un aprendiz que nunca demostró ser mejor que su maestro (a pesar de tener todas las cartas para una excelente jugada) y una persona -si se le puede decir así- que siempre se mantuvo en pie intentando sobrevivir en un mundo que lo rechazaba sin razón aparente -o por ser simplemente feo-, un mundo que no entendía y que no era para él, para enseñar que la fuerza de voluntad es el principal motor de la vida.

Imagen de la película El perfume (2006).

«-¡Llévate al niño a tu casa! Hablaré del asunto con el prior y le propondré que en lo sucesivo te dé cuatro francos semanales.

-No- rechazó la nodriza

-Está bien. ¡Cinco!

-No.

-¿Cuánto pides, entonces?- gritó Terrier-. ¡Cinco francos son un montón de dinero por el insignificante trabajo de alimentar a un niño pequeño!

-No pido dinero -respondió la nodriza-; solo quiero sacar de mi casa a este bastardo.

-Pero ¿por qué, buena mujer? -preguntó Terrier, volviendo a meter el dedo en la cesta-. Es un niño precioso, tiene buen color, no grita, duerme bien y está bautizado.

-Está poseído por el demonio.»

Conclusión: una historia única, interesante y grotesca con tonos de gracia y alguna que otra broma por algún lado. Abre espacios de discusión en cada parte como el poco interés de cuidar a un recién nacido por cuestiones prejuiciosas, dejar a alguien a su suerte sin herramientas para defenderse sabiendo que la sobrevivencia sería imposible para un menor de edad, la explotación laboral que nunca ha dejado de existir y la oportunidad de conocer cómo trabaja la mente de un criminal (básicamente, sintiéndose superior que el resto). Si tienen la posibilidad de ver la película recomiendo que sea en segundo término.

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