Ficha técnica

Título: Sicofante
Tít. original: Sicofante
Tomos: único
Autor: Adrián Bago González
Dibujante: Adrián Bago González
Editorial: Autsaider comics
Páginas: 116
Fecha de publicación: 2020
Encuadernación: Tapa blanda
Precio físico: 16,15 €

Sinopsis

El nivel de ironía, humor, crueldad y maltrato que es capaz de autoinfligirse un dibujante a la hora de narrar su biografía es un buen termómetro para medir el interés entre los amantes de este género. Muy alto en este caso. Adrián Bago, o una especie de Adrián Bago, que según él no es él, pero se llama igual que él y tiene su mismo aspecto, se ahorra un dinero en psicólogos y nos muestra sus fracasos, sus miedos, sus pifias y aventuras sexuales. Un dibujo áspero y detallado, una historia cargada de reflexiones políticas, sociales y personales, componen un «retrato generacional» que alcanza a todos en la medida que abrazamos algo parecido a la juventud y la precaria laboral es el pan nuestro de cada día.

Reseña

Una propuesta realista cargada de referencias culturales, ideología filosófica y política, y desnudez sentimental. Al mismo tiempo que explora cómo es tratar de ser humano y de tener valores en tiempos tardocapitalistas en que la pérdida de derechos y nivel de vida se disfraza como «gig economy«, desarrolla una suerte de ficción pseudobiográfica donde prima honestidad sobre factualidad.

Larga es la sombra de Robert Crumb en el comic contracultural y underground, y España no es ajena a su influencia. Desde cabeceras como El Víbora o Makoki de Ediciones La Cúpula, que comenzaron a publicar sus obras en España a la vez que dieron cabida a talentos locales que quisieron seguir su estela, hasta el Mondo Lirondo de La Penya, que cogió sus animales antropomorfos, su amor por el estilo de las tiras de prensa de inicios del s. XX, y su osadía a la hora de reflejar mediante ellos temas incómodos de índole, por ejemplo, política o sexual. De todo ello, lo que más parece marcar la obra de Adrián Bago en Sicofante, quien cita sin pudor alguno en su propio tebeo a Crumb como uno de sus referentes, son sus publicaciones de carácter autobiográfico, así como también la serie American Splendor que éste creó en base a los guiones de Harvey Pekar.

Sin embargo, Sicofante no es en absoluto un refrito del estilo de Crumb o Pekar, como ya los hay muchos por ahí: distintos personajes y localizaciones, pero mismas reflexiones y tono. Bago va en ésta, su primera obra completa, afortunadamente más allá del homenaje o el vulgar plagio: recoge ese estilo para volcarse a sí mismo en él, creando una suerte de épica del día a día al modo de James Joyce en que concentra sus experiencias o las de sus allegados. Trascendiendo el mismo concepto de autobiografía, refleja sentimientos y pensamientos tanto propios como ajenos y los inserta de manera orgánica en un trama que baila entre la realidad y la invención, entre el hecho y la narración (y por tanto ficcionalización) del hecho, pero acogiéndose siempre férreamente a la norma de no ser falso en ningún momento.


Contraportada de Sicofante

Hay que hacer notar, en este punto, que Bago no sólo echa mano de estas dos piedras de toque del underground, o tan siquiera del underground mismo como concepto, a la hora de enriquecer de referencias culturales su obra. Por las páginas de Sicofante desfilan los nombres, y en cierta manera el legado que le han dejado como lector, de muchos de los grandes del comic americano y europeo, y también del manga japonés, y más allá del medio del que también es partícipe, se encuentran así mismo imprescindibles de la literatura universal, el cine (y sus santuarios, como el mítico Cinestudio d’Or al que este reseñador también es asiduo) y buena parte de las otras Bellas Artes. Resulta deliciosa, por ejemplo, su explicación acerca de varios de los prototipos de la Commedia dell’Arte en cierta parte de la trama, que no solo usa de manera culterana sino que aprovecha también como referente afectivo y contrapunto a la escena dominante. De entre todo el ingente acervo con que el autor parte como medio para formularse a sí mismo en su propia obra, el nombre de Henry Miller brilla con una luz especial. Bago no reprime su admiración hacia el padre del beat, y se declara deudor directo de las formas de éste a la hora ser crudo y directo, descarnadamente sincero, haciendo de la narración de una vivencia o intuición algo que, además de incluirla, la supere y acabe siendo más grande que la propia realidad que la produjo.

La base cultural con que Bago enriquece su obra es, de hecho, tan vasta que no termina en el mundo del arte y los artefactos estrictamente culturales, y se adentra sin miedo ni complejo alguno en el terreno del pensamiento filosófico y político. Mostrando su propio activismo político, Sicofante está repleto de citas a Marx, a Lenin, a Trotsky y a otros, enmarcadas en una muy contemporánea lucha por el pan representada entre humillantes (y, en el tebeo, ciertamente terroríficas) entrevistas de contratación, y vejantes y alienantes trabajos que muchos de los que salieron al mercado laboral en el punto boyante de la todavía presente crisis del 2008 (el abajo firmante incluido) reconocerán con triste facilidad. En este aspecto, el comic es fuertemente ideológico, a la manera en que lo son las ideologías propias de finales del XIX y principios del XX: se echan a faltar, quizás, referencias a la modernidad, a la Teoría Crítica y a Gramsci, así como una aproximación a aquellos aspectos de la posmodernidad que tienen un cierto valor intrínseco, como el deconstruccionismo de Derrida. Con todo y con eso, la base política tan determinada y reconocible que Bago exhibe como propia en el comic le sirve de perspectiva ideológica desde la que narrar, entre tristeza, ira y melancólica perplejidad, la odisea de la supervivencia diaria y la incómoda convivencia con el zeitgeist de los tiempos y quienes se han rendido a él o, peor, lo han abrazado fukuyamásticamente.


Viñeta interior

Y es que Sicofante es un tebeo desencantado, en que su autor exorciza sus propios fantasmas de insatisfacción e incompletitud, típicos de quien tiene la lucidez de miras necesaria como para ver que el trabajador ha dejado de ser parte de una clase con derechos y aspiraciones legítimas para ser (o volver a ser, más bien) un producto más del mercado usado sin miramientos por quienes, en virtud de su capital, tienen verdadera libertad de elección. Hombres-máquina, como mostró Chaplin en Tiempos modernos, entre los que Bago se sabe pero se niega a convertir, en una lucha constante por permanecer un ser humano completo a la vez que trata de crear algo que pueda juzgar de verdadera valía para sí, para el mundo y para la posteridad. Lucha ésta que lo llena de titubeos, de zozobra, y que aporta ese punto anímico inseguro y casi neurótico propio del artista, en choque directo con la seguridad de su pensamiento.

El apartado gráfico es de sobra sólido. Si bien no se hacen demasiados alardes narrativos, como podrían ser disonancias texto-dibujo (si bien hay algunos flashbacks e interrupciones in media res muy ocurrentes), la firme batuta del argumento que es la narración textual se va desgranando en viñetas hábilmente confeccionadas, mostrando un excelente dominio del arte secuencial y la variedad de planos. Bago arma páginas bien repletas de información, repartidas en series de entre 8 y 9 cuadros de media, separando normalmente las diferentes escenas con viñetas grandes mostrando planos largos de entornos urbanos de sus ubicaciones, a caballo entre Valencia y Alicante.

En cuanto al estilo, es limpio y muy agradable, prestando especial atención a los personajes, sus rostros y la transmisión de movimiento, a la vez que hace un buen balance entre el detallismo en los escenarios y el uso de tramas y sombras. Se hace bien patente que, pese a ser la primera obra larga de su autor, éste tiene sobrada experiencia en el medio tras sus colaboraciones con La Cúpula y otros proyectos, amén de su formación universitaria en Bellas Artes.

Dedicatoria final

En definitiva, Sicofante es una obra plena de sinceridad, a veces cínica y a veces angustiada, en la que su autor prácticamente se da al lector, ofreciéndole todo aquel pensamiento y vivencia que ha juzgado de interés, a la vez que exhibe de manera generosa todas sus influencias y sus filias. Una lectura quizá no demasiado sencilla, pues exige en muchas ocasiones ciertos conocimientos (o, al menos, cierta curiosidad intelectual) en el lector, pero que hará las delicias de aquellos ya iniciados en el mundo del comic de autor y/o gusten de leer algo que, sin falsos manierismos ni postureo, les conecte directamente con un autor que se desvela nada más que humano mientras desnuda su consciente y su inconsciente, en un acto catártico para todos los implicados.

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